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El valor del tiempo

Por Inmaculada Cruza


La Covid-19, Filomena, y otras borrascas que están invadiendo nuestra vida desde hace un año, hacen que todos estemos deseando aprovechar el tiempo para estar con la familia, amigos, pasear, salir a las terrazas e incluso replantearnos la vida que llevábamos o llevamos, puesto que no solemos estar contentos con la misma. 


En muchas ocasiones, nos quejamos del volumen de trabajo con el que cargamos día a día, dejándonos como consecuencia de ello escasos minutos para disfrutar de todo aquello que nos rodea. Sin embargo, cuando no tenemos trabajo, somos incapaces de disfrutar de nuestro tesoro más preciado e invertirlo en todo aquello que añoramos, por tanto ¿sabemos lo queremos? 


Dice una leyenda que un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblecito costero del sur de España, cuando llegó un pequeño bote con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había llevado pescarlos. El hombre respondió que sólo 3 horas. El americano le siguió preguntando, ¿por qué no invierte más tiempo y saca más pescados? A lo que el pescador respondió: tengo lo suficiente para satisfacer las necesidades de mi familia. El americano siguió su interrogatorio con: “Pero ¿qué hace usted con el resto de su tiempo?” Y la respuesta fue: “Duermo hasta tarde, pesco un ratito, juego con mis hijos, paseo con mi mujer y todas las noches voy al pueblo a tocar la guitarra con mis amigos. ¡Tengo una vida muy ocupada!”


El americano replicó: “Soy un hombre de negocios de Harvard y podría ayudarte. Deberías invertir más tiempo en pescar y con los ingresos comprar un bote más grande. Con los ingresos de ese bote más grande, comprar varios botes y así tener una pequeña flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario, lo podrías hacer directamente a la empresa. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a una gran ciudad, desde donde manejarías tu empresa en expansión.” 


El pescador le preguntó: “Pero ¿cuánto tiempo tomaría todo eso?”, a lo que el americano respondió: “Entre 15 y 20 años”. “¿Y luego qué?”. El americano se río y dijo que esa era la mejor parte. “Cuando llegue la hora deberías anunciar una oferta inicial de acciones, y vender las acciones de tu empresa al público. Serías rico, tendrías mucho dinero…”. “¿Y luego qué?”. El americano respondió: “Luego te podrías retirar. Te podrías mudar a tu pequeño pueblo en la costa donde podrías dormir tranquilo, pescar poco, jugar con tus hijos, etc.” A lo que el pescador respondió: “¿Acaso eso no es lo que ya tengo?”


Moraleja: ¡Cuánto tiempo perdemos buscando lograr la felicidad que ya se tiene, pero que en muchas ocasiones no vemos! 


La verdadera felicidad, consiste en disfrutar de lo que tenemos en el día a día. En las épocas de mucho trabajo, del aprendizaje diario del mismo, esfuerzo y superación que realizas para conseguir los objetivos marcados. Y cuando el trabajo es más permisivo, deberíamos saber gestionar nuestro tiempo para disfrutar de nosotros mismos, formarnos y seguir creciendo personal y profesionalmente. 


Ahí radica la verdadera felicidad, en saber gestionar todo aquello que nos rodea. Se ha de ser consciente de cada situación en la que se vive. Se ha de estar al cien por cien en cada cosa que se hace, porque sólo así se sabe si estás o no disfrutando de ello. 


Hoy en día las librerías tienen estanterías llenas de libros de mindfulness, para enseñarnos a poner en alerta todos nuestros sentidos en una única cosa y así aprender a disfrutar de lo que se está haciendo. 


Un ejemplo que se vive a diario en la sociedad es cuando nos encontramos en una situación tan placentera como es estar en el cine viendo una película. Y al final sales de la sala sin saber qué has visto realmente. ¿Por qué ocurre esto? Porque has estado pensando en “Dejé sin terminar el informe, no llamé para cerrar la reunión, mañana tengo que llevar al niño al dentista…”.


En resumen, has desaprovechado tu tiempo libre porque no has visto la película ni tampoco avanzado en tus tareas. Lo que hace generar un aumento de estrés y ansiedad para comenzar tu siguiente día. Y la verdad…. ¿Esto te merece la pena? 


Quizás hayamos tenido que vivir una pandemia mundial, una situación climatológica especial, un momento complicado laboral y socialmente a nivel nacional, para darnos cuenta de qué es lo que realmente estábamos o no haciendo bien en nuestra vida.